Es difícil desapegarse cuando nunca has logrado separarte de algo o de alguien. Crecer con apegos es doloroso al llegar a la vida adulta porque nos cuesta más trabajo dejar ir o soltar cosas y personas.
Como bien sabemos la vida es cambio constante, aceptar que las personas y las cosas no duran para siempre en nuestras vidas es difícil si somos personas de apegos. El apego no es malo si somos conscientes de que nada es eterno.
Los ciclos se cierran
Nuestra vida está compuesta de ciclos. Trabajos, relaciones interpersonales, vivir en un lugar, objetos materiales, mascotas, en fin, todo lo que llega a nuestra vida tarde o temprano se acaba, se pierde o se va porque su ciclo llega a su fin y entenderlo de ese modo requiere mucha madurez emocional con la que no siempre contamos y muchas veces no estamos preparados para soltar.
Hace cuatro años recibí una noticia que me devastó: me informaron que después de nueve años y medio de haber trabajado en una empresa que amaba profundamente me iban a despedir y que tenía un mes de plazo para entregar mi puesto. ¿Saben lo que hice esa noche al regresar a mi casa? Compré una botella de whisky y me la bebí sin poder dejar de llorar y sin poder entender por qué la vida me estaba haciendo algo así. Fue uno de los momentos más dolorosos de mi vida. El apego a mi trabajo era evidente.
Mi maestra de reiki me explicó y me ayudó a entender que los ciclos se tienen que cerrar en algún momento y si nosotros no los cerramos, la vida lo hace por uno, porque es bien cierto que las señales se presentan y muchas veces las vemos pero las ignoramos. Me costó mucho trabajo entenderlo y fue un largo proceso el que tuve que atravesar para deshacerme de ese apego emocional.
¿Pérdida o evolución?
Cuando se presenta un cambio en nuestra vida se pone a prueba nuestra capacidad de reponernos a las adversidades, es decir, nuestra resiliencia. Poco más de un año después de haber “perdido” mi trabajo y ya estando trabajando en otra empresa, la casera del edificio donde yo rentaba un departamento me notificó que no renovaría mi contrato y que tenía dos meses para mudarme. Viví en ese departamento por once años y veía ese espacio como mi templo. Otro apego.
El trancazo de esa “pérdida” fue peor todavía que el anterior cuando me despidieron. Agregándole el estrés de tener que buscar otro lugar a dónde mudarme y ya con mis problemas psiquiátricos encima fue una pesadilla. No supe enfrentarlo y me deprimí muchísimo. Le lloré a ese lugar como nunca lo había hecho por nada ni por nadie. No podía entender que era tiempo de cambiar de espacio y que el nuevo lugar que me esperaba sería mejor que en donde estaba. Obviamente el sufrimiento que me propiné fue muy grande y no pude ver más allá debido al grado de apego que le tenía a ese departamento.
Ambos cambios en mi vida sucedieron para que yo evolucionara y estuviera mejor. Me da algo de pena conmigo misma no haberlos afrontado con una mejor actitud, pero al final comprendí las razones y no podía permanecer estancada en los mismos lugares por el resto de mi vida. Tenía que crecer.
Nada dura y todo pasa
Ahora, tras dos años de vivir en mi nuevo espacio y de haber perdido otro empleo y estar en la búsqueda de uno nuevo con todo el estrés y la ansiedad que eso implica, me siento muy tranquila. No voy a negar que cuando perdí mi último trabajo me deprimí, pero tardé menos en soltarlo y hay días en que tengo ataques de ansiedad por estar desempleada y más en las circunstancias en que todos nos encontramos lidiando con una pandemia que le ha dado al traste a la economía.
Estoy entendiendo que mi último trabajo no me llenaba y ya no era feliz haciendo lo que hacía y de nuevo la vida vino a rescatarme para mostrarme que nada dura y todo pasa; para replantearme mis necesidades, lo que deseo hacer, hacia dónde quiero ir y porque también era necesario que hiciera una profunda limpieza interior, depurar todo lo que no me sirve, dejar ir al pasado o al menos gran parte de él, dejar ir todo lo negativo que no me ayuda a crecer, desapegarme de muchas cosas, y tal vez cuando pase esa prueba entonces va a llegar a mi vida una nueva oportunidad laboral que estoy segura que me va a encantar.
Gracias por leerme 🙂