Muchas veces podemos confundir a la depresión con tristeza, pero si pasan más de dos semanas y seguimos sintiéndonos chipilones, tal vez se trate de un cuadro depresivo, y es importante detectarlo a tiempo para que no se vuelva crónico.
Una enfermedad, no una exageración
Cuando no hemos padecido una depresión podemos pensar que el que la tiene está exagerando o se está “tirando al drama” y restamos importancia a las señales que manifiesta en su comportamiento. Y también puede estarles pasando a ustedes mismos y piensan que es una racha de tristeza. Puede ser, puede que no.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud la depresión “es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración. La depresión puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificultar sensiblemente el desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida diaria. En su forma más grave, puede conducir al suicidio. Si es leve, se puede tratar sin necesidad de medicamentos, pero cuando tiene carácter moderado o grave se pueden necesitar medicamentos y psicoterapia profesional.”
Señales que no hay que perder de vista
Si se comienza a sentir pérdida de interés en las cosas que antes disfrutábamos hacer, no queremos levantarnos de la cama, no queremos ver a nadie ni salir, y nos cuesta trabajo conciliar el sueño o queremos dormir todo el día, perdemos apetito, sentimos desánimo por la vida en general, tristeza, y es algo que se vuelve constante, ¡aguas! estamos cayendo en depresión. Puedo decirles que al principio creemos que se nos va a pasar, pero cuando volteamos, ya estamos hasta el cuello, y también puedo decirles que es muy difícil salir de ella. Hasta la mente más fuerte y afilada puede caer en depresión, se los juro.
Cualquier evento de nuestra vida (enfermedad, adicción, pérdida, situación traumática) puede detonar un cuadro de depresión y esto puede ocurrir en cualquier momento, sin embargo, también puede tener factor genético, es decir, podemos traer una herencia de depresión en nuestro ADN, y ésta se puede manifestar en cualquier momento.
¿Qué sucede con nuestro cerebro?
En un estudio publicado por la revista Muy Interesante se habla de que a mayor depresión, más reducido resulta el hipocampo, la zona que almacena la memoria a largo plazo. También afecta la amígdala (proceso de emociones) y la corteza prefrontal. Todo esto ayuda a que aparezcan pensamientos negativos con mayor frecuencia.
¿Y de quién es la culpa de que sucedan estos cambios en el cerebro? DEL CORTISOL.
Ay mi querido e incondicional amigo… según el artículo de Muy Interesante, el cortisol ayuda a provocar inflamación en el cerebro y a causar daño molecular. ¿Ven por qué me llamo Señorita Cortisol?
No hay nada peor que te juzguen mal
Personalmente, una de las cosas que dejé de hacer fue salir y dejé de ver a casi todos mis amigos. En verdad, no quería ver ni hablar con nadie. Y no era nada personal, simplemente no quería, no tenía ganas, pero tampoco quería “fastidiarlos” hablándoles de cómo me sentía. Me distancié de amigos y familiares y muchos no lo pudieron entender, pero es que ni yo sabía qué me estaba ocurriendo, hasta que lo comprendí cuando sucedieron los eventos de 2017 que les platico en mi artículo sobre estrés postraumático.
Sin embargo, yo comencé con signos de depresión desde el año 2012, pero creía que era una crisis de identidad laboral porque sentía que no tenía un propósito en la vida, que no había logrado nada, y mi empleo como fotógrafa ya no me encantaba como antes. El problema se fue haciendo silenciosamente más y más grande, y yo decidí evadirlo, hasta que el elefante en la sala ya no cabía y comenzó a romper las paredes.
Tristemente perdí a un par de amigos que no entendieron lo que me estaba ocurriendo. Otros me preguntaban “¿Pero qué es lo que sientes?” “¿Por qué no sales para que te distraigas?” y la más común “todos tenemos depresión y ansiedad”.
“No querid@, no sabes lo que dices” dije dentro de mí.
Y sé que su intención nunca fue ser mala onda, es solo que afortunadamente no han tenido que lidiar con esta enfermedad y por eso no sabían cómo ayudarme, ni yo sabía cómo y ése fue un problema.
“Si antes no disfrutaba la vida al 100% con depresión, menos.”
Esta enfermedad puede hacernos sentir realmente forzados a realizar nuestras actividades. Surgen sentimientos y pensamientos autodestructivos, la autoestima no existe, y se siente como si cada cosa que tenemos que hacer en nuestro día, incluso respirar, fuera un castigo.
Existen soluciones
Si el asunto se vuelve crónico lo ideal es acudir con un especialista, (psicólogo, psiquiatra, o ambos) para tratar la enfermedad profesionalmente y tener un apoyo mayor. Es probable que el psiquiatra recete algún chocho antidepresivo. Tómenlo y no abandonen sus terapias, como yo comprenderé. Dejé de ir incluso a mis terapias de Reiki que tanto bien me hacían, y no por el Reiki, sino por mí. Ya nada me hacía bien. Todo era negativo, todo lo veía negro, todo estaba mal y me sentía de la fregada.
Dejé las terapias por güey, la verdad. Creí que yo solita “súper mente, súper mujer” iba a poder vencer y deshacerme de la depresión, la ansiedad y toda la bola de trastornos que me cargo. Lo logré hacer, hasta cierto punto.
La realidad me encontró ¿o yo a ella?
El año pasado fue un buen año para mí, especialmente el segundo semestre. Me llegué a sentir más tranquila, más en paz. Este año me llegó una oportunidad “laboral” sin remuneración económica, pero que sí le va a dar mucho peso a mi currículum y ¡Pum! El estrés se incrementó, la ansiedad está regresando con fuerza y entonces me di cuenta que la depresión nunca se fue, sólo la evadí.
Cómo todo cambio, esta oportunidad llegó a desmadrar mi rutina y en una semana todo mi “trabajo” de seis meses se fue al diablo. Eso me hizo ver que aún no estoy bien y que no estoy lista para regresar a trabajar. Tal vez es una prueba. Estoy sacando lo que tengo que hacer para esta nueva chamba, dejando de hacer las otras cosas que ya tenía calendarizadas (escribir para mis blogs, crear imágenes, hacer y enviar el news letter de este sitio, buscar trabajo).
He decidido buscar ayuda profesional de nuevo, un poco obligada por mi hermana (a quien amo con todo mi ser), pero también porque estoy viendo que no está funcionando mi plan genial de que yo puedo sola contra mis demonios. Han pasado tres años y medio y no he avanzado mucho. Sigo con insomnio, sin ganas de hacer muchas cosas que antes me encantaban, sin recuperar el gusto por todo lo que tanto disfrutaba antes, entre otras cosas. Así es que, la primera semana del siguiente mes volveré a terapia. Y esta vez, si necesito chochos, me los voy a tomar.
Mi consejo: Si tienen estos síntomas o conocen a alguien que esté pasando por una depresión, háganse un favor y atiéndanse a tiempo. Es un verdadero infierno vivir con tanta porquería y no poder sentirse bien. Háganlo por ustedes mismos.
Aprovecho para ofrecer una disculpa a los amigos y familiares por haberme aislado como lo he hecho. Tengo que ver por mí para poder ver por ustedes.
Gracias por leerme.