Espero que hayan pasado una bonita navidad y fin de año. Deseo que este nuevo año esté menos cargado de estrés para todos y que nuestro cortisol no se eleve demasiado.

Hay que aceptarlo: cuando vamos a tener una entrevista de trabajo inevitablemente nos ponemos nerviosos y nos estresamos porque es un momento decisivo para nuestra exhaustiva búsqueda de empleo, y obviamente los niveles de cortisol se elevan.

Hace algunas semanas me contactaron para tener una entrevista de trabajo por video llamada y debo confesar que además de emocionada porque la energía al fin se está moviendo un poco, también estaba muy nerviosa porque se trata de una empresa grande y tenía que dar lo mejor de mí.

Los preparativos para la entrevista

Tuve la suerte de que la entrevista sería al día siguiente, por lo que tuve tiempo de sobra para prepararme y hacer una buena investigación sobre la empresa, es decir, su historia, qué hace, qué ofrece a sus clientes, qué busca para el futuro, fortalezas, áreas de oportunidad, etc.

También investigué en LinkedIn al chico que me entrevistaría -quien por cierto tuvo el agradable gesto de agregarme a su red-, formulé preguntas, preparé mis respuestas basándome en lo que creí que podría preguntarme sobre mi experiencia profesional, habilidades blandas y duras y todo lo que hoy en día nos preguntan los reclutadores… toda una ñoña de la investigación.

El outfit y el peinado

Me corté el pelo una semana antes de la entrevista (me llegaba casi a la cadera) debido a que lo voy a donar a una fundación de niños con cáncer en la que recolectan el cabello para hacer pelucas, y bueno, mi corte es un mini bob que me quedó lindo, pero parezco niño y pues nada que ver con la foto que está en mi currículum, pero ni modo, ya lo corté. También desempolvé la ropa de oficina que no utilizo desde hace meses y escogí un outfit adecuado para la entrevista.

Foto: Tanya Peláez

¿Y qué hay del espacio para llevar a cabo la entrevista? Pues lo óptimo es una pared blanca, busqué el punto en el que hay mejor iluminación, revisé que la aplicación a través de la que realizaríamos la entrevista funcionara bien, hice pruebas de audio y video, fijé el espacio en el que colocaría la computadora y mi silla con etiquetas adhesivas (¿la obsesiva no vino?) y el resto de la tarde me dediqué a estudiar y estudiar.


Aun así me seguía sintiendo nerviosa.

El momento de la entrevista

Ya lista, peinada, vestida, arreglada y con todo el montaje listo para realizar mi entrevista de trabajo, pero con el cortisol llegándome a la garganta, además estaba haciendo mucho frío y toda yo temblaba como un gato cuando lo acaban de bañar. Puntualita di click en el enlace que me llevaría a mi entrevista y todo arrancó perfecto. Saludé amistosamente a mi entrevistador y comenzaron las preguntas. Confieso que tenía un pequeño acordeón junto a mi computadora por si algo se me atoraba a media entrevista. Ni siquiera lo volteé a ver. Los nervios hicieron que me trabara muchas veces, redundé mucho, incluso dije “mi fortaleza más fuerte”.

¡Que alguien me mate! Pensé.

Mi cortisol estaba en las alturas y la verdad me estresé mucho; me concentré más en no echar todo a perder, que en lo que tenía que decir. Hasta el frío se me quitó.

Foto: Tanya Peláez

La entrevista duró cerca de 35 minutos y sí me reconozco que describí perfectamente bien a la empresa y mi experiencia profesional. Fallé un poco (¿un poco?) cuando me preguntó sobre mi fortaleza más grande y sobre lo que podría aportarle a la empresa y al puesto para el que estoy aplicando. Las palabras se me esfumaron y se me apagaron algunas neuronas. Se notó mi nerviosismo desde donde me encuentro hasta el Cerro de la Silla.

Y a pesar de todo, ¡pasé a la segunda fase!

Así es. Me escribieron de nuevo para decirme que querían realizar una segunda entrevista, esta vez con el que sería mi jefe directo. Toda la preparación que les conté al inicio la repetí pero ahora todo enfocado al tema de SEO (Search Engine Optimization) porque de eso se trata el trabajo al que soy candidata. Repasé mis apuntes del Master que estoy estudiando y me sentí más tranquila esta segunda vez, pero todavía con el cortisol algo elevado.

Debo decir que el mindfullness ayuda bastante a tranquilizarse. Lo practiqué 15 minutos antes de realizar la entrevista y fue maravilloso porque me sentí mucho más calmada. Les hablaré de esta técnica con más detalle en otro artículo, pero debo decirles que flui mucho mejor. Incluso le hablé al chico que me entrevistó sobre este espacio en el que les comparto mis aventuras con el cortisol y se metió a visitar la página. Me sentí orgullosa.

Y entonces pasé a la tercera etapa

Después de año nuevo me contactaron para una tercera entrevista porque quieren combinar el puesto inicial con algo más apegado al área de Comunicación. Me entrevistó la Country Manager y me sentí mucho más cómoda esta vez, la verdad no sé por qué, pero el cortisol no estuvo tan desatado. De hecho, debo confesar que el puesto al que estoy aplicando no es precisamente mi trabajo soñado, pero chamba es chamba y las oportunidades no aparecen tan a menudo en estos días.

Ahora solo queda esperar

La segunda y tercera entrevistas me parecieron mucho mejor que la primera. No estoy ilusionada porque la última vez me ilusioné y no resultó como yo esperaba. Sin embargo, sé que si este trabajo es para mí, será. Si no, no será y no pasa nada. Seguiré en mi búsqueda, continuaré capacitándome y mi cortisol me acompañará en todo, como siempre, para hacerme la vida interesante.
Gracias por leerme.

Imagen de portada por Tumisu en Pixabay.


Señorita Cortisol

Soy comunicóloga, adoro escribir y leer novelas. Me encantan la pasta y las series policiacas y siempre disfruto de tomar una taza de café con mis amigas.