Así es, no hay nada mejor que desayunar un susto, quiero decir, un temblor(cito) aderezado con una buena dósis de alarma sísmica. Para los que saben de qué hablo entenderán que no estuvo padre la mañana de hoy y que ni el bolillo mejor hecho calma un susto como el que muchos nos desayunamos.

Esta mañana del 23 de junio de 2020 alrededor de las 10:29 horas se produjo un sismo magnitud 7.4 en la escala de Richter en la Ciudad de México de acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional.

¿Neta? Era lo último que necesitaba hoy.

En los últimos días he estado con el cortisol muy elevado principalmente por la falta de empleo y las pocas oportunidades que me he encontrado en las bolsas de trabajo, y luego tiembla… y no fue un sismo pequeño, realmente tembló fuerte.

Mis traumas salieron a la luz

Esta mañana estaba comiendo un plátano en la cocina pensando si prepararme una sincronizada o un plato de avena, con el radio encendido escuchando la canción “Walking on sunshine” de Katrina and the Waves cuando comenzó a sonar la alarma sísmica. Obvio aventé el plátano en el fregadero, tomé mi celular, corrí a mi recámara por el cargador, agarré mi morral, me puse los tenis, tomé la bolsa con documentos importantes que siempre tengo en la entrada de mi casa y me salí al quicio de la escalera.

Si está leve no me salgo del edificio, pensé.

Empezó super leve y a los poco segundos aumentó la intensidad horrible. Les dije a otros dos vecinos que se bajaran con cuidado la escalera y me quedé al último pero las escaleras se movían tanto que me paralicé antes de acabar de bajarlas.

Ataque de pánico a la vista

No me pude mover y comencé a respirar muy rápido. Un vecino se tuvo que quedar conmigo para ayudar a calmarme. ¡Oso absoluto!
Terminó de temblar y yo seguía ahí con el vecino agarrándome la mano y pidiéndome que respirara profundamente. Las lágrimas no me dejaban de salir.

Una mañana para olvidar

Obvio se me fue el hambre y entrar a mi casa me dio mucha ansiedad, mi cortisol estaba en lo más alto. Se fue la luz, no había red de celular para hacer llamadas, no había internet y no podía localizar a mi santa madre. Estaba muy asustada y desesperada por poderme comunicar con ella o con mi hermana. Afortunadamente me pude comunicar con la última quien logró hablar con mi mamá y ésta le dijo que estaba todo bien.

Casi casi reviví la peor experiencia de mi vida y que me dejó marcada para siempre.

Fue una mañana terrible, ahora veré cómo le hago para conciliar el sueño en la noche. Espero que todos estén bien.

Gracias por leerme 🙂


Señorita Cortisol

Soy comunicóloga, adoro escribir y leer novelas. Me encantan la pasta y las series policiacas y siempre disfruto de tomar una taza de café con mis amigas.